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El amanecer del oro

El oro es un metal precioso, blando, de color amarillo, resistente al óxido, a la decoloración superficial y a la corrosión, pero sensible al cianuro, al mercurio, y al agua regia, una mezcla de ácido nítrico y ácido clorhídrico. Además, es un buen conductor del calor y de la electricidad. No obstante, es considerado el metal más maleable y dúctil que se conoce. Su símbolo es Au, del latín Aurum, que significa ‘amanecer brillante’.

En el año 6.000 a. C., el oro ya se usaba para hacer adornos y se ha empleado a lo largo del tiempo como símbolo de pureza, valor, y realeza.

Normalmente se encuentra en estado puro, en forma de pepitas y depósitos fluviales, generalmente en tres tipos de rocas, ígneas, metamórficas y sedimentarias.

Sudáfrica es el principal proveedor de oro del mundo aunque hay alrededor de 10 millones de toneladas de oro en el océano, pero en la actualidad no existen procesos económicos adecuados para extraerlas.

Cerca de tres cuartas partes de la producción mundial de oro se consume en joyería, entre el 10 y el 15 por ciento se aplica en el terreno industrial, especialmente en electrónica, y el resto se divide en usos médicos y dentales, acuñación y reservas para los gobiernos y particulares.

El oro debe alearse con diferentes metales como la plata, el cobre, níquel y zinc para lograr una mayor resistencia y durabilidad ya que resulta demasiado blando para el uso diario. El quilataje, representado por un número seguido de la letra ‘k’, indica la pureza o la cantidad de oro que contiene una joya en una aleación. Su base numérica es 24, de manera que el oro de 24 quilates es cien por cien oro.

 

Colores del oro 

El color del oro depende del tipo de aleación y del porcentaje que en ella se establece de cada metal. Cabe mencionar que el color que se obtiene, exceptuando el caso del oro blanco, es predominantemente amarillo con ligeras tonalidades.

Oro amarillo: Es el más puro y el más escaso. Contiene más de un 75 por ciento de  oro puro y el resto de su composición incluye a menudo plata y cobre. Seduce por sus reflejos de sol y por sus propiedades físicas y químicas que lo convierten en un material inalterable.  

Oro blanco: Es una aleación de oro y algún otro metal blanco, como la plata, paladio o níquel, muchas veces recubierta de rodio de alto brillo debido al resplandor ligeramente apagado del metal resultante en algunas mezclas. En algunas ocasiones el oro blanco está galvanizado con una capa externa de rodio de 0,05 a 0,5 micrómetros de espesor. Por el grosor tan reducido, los rayones en esta capa pueden permitir la oxidación que debilita aún más la capa de rodio. Lo ideal sería una capa de 2,0 micrómetros para que dure más tiempo. Para que las joyas recuperen su blancura, se las puede someter a un proceso sencillo que consiste en volver a enchaparlas.

Oro rosado: Se logra con una aleación de cobre. El porcentaje general de aleaciones es el mismo que para el oro amarillo o el blanco, tan sólo se diferencian en la mezcla de aleaciones utilizadas.

 

Cómo evaluar el oro

Aunque lo más recomendable es acudir a una joyería para confirmar la autenticidad del oro, existen una serie de pautas que sirven para detectar si una pieza es falsa.

En primer lugar hay que fijarse si lleva algún tipo de grabado en letras pequeñas ya que suele ser un indicador de que las piezas son auténticas, aunque dada la exactitud de las copias y falsificaciones no hay que dejarse llevar por esa primera impresión.

Uno de los métodos más sencillos que se conocen es coger una piedra porosa y arañar la superficie del oro. Si es auténtico aparecerá una pequeña hilera de color dorado, mientras que si es una falsificación dejará una línea de color negro.

Otro sistema consiste en acercar un imán a la pieza. Si es atraído por él no es oro auténtico, aunque esta prueba no es del todo efectiva ya que existen materiales que no son magnéticos y que pueden ser bañados en oro. Lo que tampoco hay que olvidar es que el oro nunca se oxida ni se empaña.

 

Cuidado del oro

El oro es un elemento natural por lo que el contacto con sustancias químicas fuertes puede perjudicarlo. Además, el paso del tiempo e incluso su poco uso pueden hacer que pierda su brillo natural.

  • Es conveniente quitarse las joyas de oro antes de ducharse ya que el jabón puede afectar a su brillo natural.
  • Para limpiarlo se recomienda utilizar una solución de agua tibia y jabón y emplear un cepillo de cerdas suaves. No conviene apilar todas las joyas en la mezcla ya que las piezas podrían rayarse.
  • Con una gamuza o un trapo suave se seca y se pule para que recupere el brillo.
  • Conviene guardar las piezas en una bolsa de tela o en la caja original para protegerlas de elementos que puedan dañarlas.

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